Aquiles Báez: adiós al renovador maestro de la música venezolana - Revista Ladosis

2022-09-17 06:38:20 By : Ms. prosbon Nicole

A los 58 años, de un infarto, mientras dormía en casa de su amigo músico Ramón Arturo Aular en Alemania, en medio de su gira europea, murió el gran músico venezolano 

La diversidad musical en Venezuela ha tenido algunos nombres propios que se han movido a su albedrío y que a través de los años han construido un legado amplio de mucha influencia.

El guitarrista Aquiles Báez es uno de los más notables. Su repentina muerte a los 58 años, produce un escalofrío y un inmenso vacío.

Alrededor de 40 años creando música, grabando, dando conciertos y ampliando la paleta sonora del catálogo musical venezolano, ayudando, enseñando y sirviendo de inspiración a centenares de músicos, hace de Aquiles un nombre clave e insustituible.

También destacó por su buena prosa y su don didáctico.

Su generosidad siempre por delante. Gracias por tanto.

Que Aquiles Báez es una referencia para varias generaciones de músicos ligados con la música de raíz tradicional es un hecho indiscutible. El catálogo de compositores venezolanos ha tenido en Báez a uno de los más consecuentes de los últimos 40 años. Durante ese tiempo de trabajo constante se convirtió en una gran influencia para músicos muy diversos, gracias no solo a sus aportes como compositor sino también por su versatilidad como guitarrista.

Su espíritu inquieto, su sentido del humor y la capacidad para desdoblarse lo convirtieron en un músico muy particular. Alguna vez llegó a definir su propuesta como “folclore heavy”, ante los desatinados intentos de encasillar su ecléctica forma de abordar la música, con influencias que provienen de todo el planeta y de varios géneros.

Durante 16 años residió en Nueva York, desde donde proyectó su música viajando a muchas partes del mundo, pero nunca se desvinculó de su país al que regresó para aportar todo lo aprendido e iniciar nuevas aventuras.

Así, junto al gestor cultural y melómano Ernesto Rangel, fundó Guataca Producciones, una plataforma con la que presentó a cientos de artistas, emergentes y consagrados, en ciclos que se institucionalizaron como Noches de Guataca.

Antes de editar su primer disco ya Báez había participado en grabaciones de Serenata Guayanesa, Un Solo Pueblo y una diversidad de colaboraciones en vivo. Apenas rondaba los veinte años de edad.

En 1987 publica su debut Aquiles Báez y Su Música, acompañado de una inmensa cantidad de músicos, una constante en su carrera discográfica, generoso al momento de dar cabida a un amplio universo de invitados.

Aquiles fue miembro fundador de Odila (Orquesta de Instrumentos Latinoamericanos), un fantástico experimento cuando era cuatrista, así como La Noche del Morrocoy Azul, extraordinario proyecto, reunión de virtuosos a manera de joda, que publicó dos discos en estudio y otro en vivo comenzando los años 90 con figuras como Luis Julio Toro, Alonso Toro, Taumanova Álvarez, Cheo Hurtado, Jaime Martínez, Cristóbal Soto, entre otros

Siguieron en 1994, El Piache y La Casa Azul. Tres años después lanzó Taratara (1997), con acercamientos a la bossa, a The Beatles, Stevie Wonder y Simón Díaz. Luego vino el íntimo Rasgao (1999), en el que Báez toca el cuatro, el tres y la guitarra. La primera década del siglo trajo a Reflejando el Dorado (2003) y luego Ana María (2006), hasta finalmente llegar al estupendo La Patilla (2007) y En-Cantado (2009).

Además de ellos, Báez fue parte de La Canción de Venezuela (2005), junto a su tocayo el tenor Aquiles Machado, y La Canción de Venezuela Volumen 2 (2009), con Machado y el violinista Alexis Cárdenas.

La siguiente década nos dejó discos como A mis hermanos (2011) -con el fabuloso trío que conformó con Adolfo Herrera y Robert Koch y cuyo tema título se ha convertido desde entonces en una especie de estándar- y San Miguel (2015).

En la reciente gira europea que no pudo completar anunció la publicación de dos nuevos discos para octubre de 2022, Para ella y Una Tristeza, tocando los melancólicos temas que le dan nombre.

Este siglo fue muy movido para Báez, ya que además participó en discos de Ricardo Viloria, Amereida, Marco Granados, Pablo Gil, C4 Trío, Ofelia del Rosal, Alexis Cárdenas, Huáscar Barradas, Virginia Ramírez, Marina Bravo, Eliana Cuevas, Héctor Molina, Eric Chacón, Gerardo Chacón, Pablo Gil, Leo Blanco, Luz Marina, e incluso Simón Díaz.

Su larga residencia en Nueva York le permitió compartir con Paquito D’Rivera, Richard Bona, John Patitucci, Farred Haque, Luciana Souza, Giora Feidman, Ed Simon, Mike Marshall, Oszaldo Golijov, Danilo Pérez (en los discos nominados al Grammy, Motherland y Central Avenue) y varias orquestas. Además, apareció en el documental “Calle 54”, del director español Fernando Trueba.

Báez fue un prodigio de constancia, lucidez y eclecticismo. Hace ya unos años hizo su declaración de principios ante los variados y poco atinados intentos de encasillar su propuesta.

Mientras unos afirmaban que era muy ácido para la música tradicional venezolana, demasiado folklórico para abordar el jazz y en exceso popular para los académicos, Aquiles optó por denominarse como un intérprete de folklore heavy.

Aquiles fue no solo un estudioso de la música sino a la vez un crítico necesario. Hablar con él siempre implicaba manejarse entre la seriedad, la ironía y la picaresca, tal como refleja esta entrevista de 2016, una de varias que sostuvimos.

¿Qué se siente saber que sus composiciones forman parte del repertorio habitual de las nuevas generaciones?

Creo que uno se siente parte de un espacio, de una continuidad. Es importante seguir creando y abriendo caminos. Quizás en mi búsqueda he seguido un recorrido en donde lo espiritual significa sentir que uno aporta algo, ha sido tener un sentido de  trascendencia de las cosas, no pensar en cuan famoso o reconocido pueda ser uno, sino que uno esta aportando algo.

Saber que a partir de lo que uno genera ayuda a otras personas. Por eso, el mayor reconocimiento que puedo tener es el cariño de la gente que interpreta mi música. En esta época llena de mediocridad es necesario continuar dando opciones de calidad y generando ideas.

¿Qué tiene pendiente Báez que no haya hecho todavía? ¿Cuáles son tus deudas para con la música y contigo mismo?

Hay muchas cosas que no he hecho, mucho que aprender, mucho que estudiar. Es importante saber que cada día la meta se hace mas lejana. Para mi el artista real no puede ser conformista. Cuando uno piensa que llegó a algún lado se abren otras vías, que te van llevando a otras búsquedas y a otros procesos.

De las cosas que no he hecho todavía, están lanzarme de un octavo piso con una cuerdita, aprender ballet clásico, ir a una entrevista para la revista Hola, en fin muchas cosas que no he hecho (risas).

En cuanto a las deudas… tengo muchas deudas, no solo con la música sino con un gentío, porque esto de ser músico de lleno, con objetivos de calidad, no genera tanta capacidad económica como la gente piensa, por eso vivo endeudado hasta con la musa. Como será que me debo hasta a mi mismo, por lo que “debo” recalcar, que sigo creyendo en ese conjuro poderosísimo que genera la música y que siempre estaré en deuda con ella.

El músico vive varias etapas en el proceso de darle vida a una canción o un disco. ¿Cuál es tu etapa preferida? ¿Qué disfrutas más?

Yo disfruto todas la etapas, es como la vida, en donde uno tiene momentos diferentes para cada cosa. Pero, mi etapa preferida sin duda alguna es la e-tapa del frasco. Y no me enfrasco en ningún proceso. Lo que si es que no uso productos enfrascados al vacío.

Y en líneas generales para ponerme serio, amo el hecho de ser y hacer música con todas las fuerzas de mis emociones. Doy gracias a dios todos los días por darme esta fe en la música y darme el gozo de disfrutarla en todos los sentidos.

Hemos leído muchos escritos tuyos en los que analizas el estado de la música en Venezuela, lo bueno y lo malo, sus deficiencias en la proyección internacional y otros asuntos relacionados. ¿Qué piensa Báez específicamente sobre la música de raíz tradicional? ¿Se ha avanzado suficiente hacia su definitiva aceptación o seguimos teniendo complejos? ¿Existe el apoyo suficiente por parte de los medios?

Yo creo en la identidad. Jung plantea que la identidad es un conjunto de situaciones y expresiones donde la primera pregunta es ¿Quién soy? Lamentablemente hay personas que no saben lo que son, que tratan muchas veces de ser algo que piensan que son, pero que sobre el papel no saben donde están parados y no son ni esto ni lo otro sino todo lo contrario.

En ese sentido, a mi me preocupa mucho independientemente y sin nacionalismos furibundos el poco conocimiento general que hay de nuestros valores. La música tradicional venezolana es hermosísima y no la conocemos, ¿Dónde esta la falla?

Para mí, en la educación. No se nos ha enseñado a querer lo que tenemos, y lamentablemente uno no puede querer algo que no conoce. Ahí entonces también hay una responsabilidad desde los medios de comunicación hasta de cada uno de nosotros. Pareciera que muchas veces hay como una suerte de vergüenza étnica. Hay mucha tela que cortar.

Pienso que  tenemos una alienación mental que es difícil deslastrase de ella. Últimamente ha habido una necesidad de identidad mas profunda de preguntarnos ese ¿Quiénes somos? Lo otro es que, paradójicamente, pienso que somos un poco cerrados como cultura.

Otro problema que no es solo local sino global, es que la música ha perdido personalidad, por lo que los generadores de vacíos, nos venden sus mercancías que están basadas en formulas y no en ideas. ¿Cómo podemos corregir eso?, vuelvo  a la educación.

Uno de mis artículos es sobre el hecho que hemos perdido la apreciación a la hora de escuchar música. Ahí planteo que sería muy fructífero que existieran cátedras de apreciación musical a nivel escolar. Que se enseñara desde muy temprana edad los distintos géneros musicales, desde el rock and roll hasta el vallenato, desde la música contemporánea hasta la salsa, desde la música venezolana hasta el tango.

Así como se estudia matemáticas, literatura, geografía. Sin duda alguna eso generaría una audiencia mucho mas critica. Por otro lado, pienso que hay que ser más abierto. Yo escucho desde música de India hasta Calle 13, pasando por música clásica, jazz, música brasilera, y más. A medida que tienes mas información, cultura, conocimiento, hay menos espacio para que se esparza la mediocridad.

Si bien tu trayectoria está ligada a la música tradicional venezolana, has tenido acercamientos directos con el jazz, la música brasileña, el pop y otras corrientes. Hagamos una abstracción: ¿Si no fueras lo que eres, qué te hubiera gustado tocar como género principal?

No se, tengo como muchos géneros que me gustan empezando por el femenino. Aunque hay gusto para todo. Ese género sin duda alguna es el que mas me gusta, como género principal (risas).

Ahora hay tanta música por conocer por aprender y por estudiar que creo que hacen más vidas que la que pudiera tener cualquier gato, como para conocer todo lo que uno quisiera. Me he acercado a muchas tradiciones que en cierta forma se han convertido como propias y eso me llena no solo de placer sino de música.

Solo se que existe una conexión divina entre el hombre y la música. Por ejemplo me encanta el tango, así como la música balcánica, y quizás pensando mas materialmente me hubiera encantado ser baterista de rock, porque esos panas levantan burda (risas).

Los últimos conciertos de Aquiles Báez fueron los primeros de una inconclusa gira europea organizada por Coco Música Eventos, productora de Zuly Perdomo, la gestora que por muchos años llevó adelante contra viento y marea el Festival Internacional de Jazz de Barquisimeto.

Barcelona, Madrid, Ginebra y Colonia pudieron disfrutar de los últimos conciertos. Quedaron pendientes París, Berlín, Tübingen, Hamburgo y Lisboa.

Aquiles, como tantos venezolanos, sufrió los embates de la crisis económica y política, que a su vez ha impactado a todos los demás ámbitos, incluido, por supuesto, la música y todo lo relacionado a ella.

Báez, tras su larga estancia en Nueva York, regresó para luchar por un mejor país, y en eso se implicó totalmente. Para los que no son venezolanos es difícil entender cosas que deberían ser muy simples como que salga agua cada vez que se abre un grifo o la emisión de un pasaporte, pero en Venezuela algo que es un derecho es siempre un vía crucis. Aquiles estuvo a punto de no poder emprender esta gira europea por no tener aún su pasaporte vigente.

Quizá todas las vicisitudes personales vividas por Aquiles en los últimos años acondicionaron su ánimo y su carácter, además del sentimiento que implica que muchos de los músicos con los cuales el ha trabajado hayan emigrado. Su conocido talante jocoso esta vez fue menos notorio, aunque hacia la parte final del show pareció aflorar con más notoriedad.

Sabemos que no es fácil la vida en Venezuela. Somos parte de ese deslave. No podemos dejar de resaltar que en Madrid nuestro querido Aquiles Báez se notó un tanto apagado, abatido y triste, lo que se notó especialmente en el primer set. Y probablemente también, cansado físicamente. Prácticamente todos los asistentes eran venezolanos, con lo cual fue fácil entenderlo y empatizar. Su performance, eso si, fue impecable. Pero, se nos encendieron las alarmas.

Tal como había ocurrido en Barcelona, Báez acudió a músicos venezolanos residentes en Madrid para afrontar el repertorio, entre ellos la cantante Iliana Gonçalves, con quien en el pasado realizó el excelente espectáculo “Berlineando” en torno a Bertolt Brecht y Kurt Weill.

Junto a Iliana, Julio Alcocer (percusión), Daniel Uzcátegui (cuatro, bajo), Ignacio Izcaray (voz), María Elena Medina (voz), Carlos Julio Ramírez (voz, percusión menor), Carlos Tález (percusión) y María José León (flauta)

Setlist Café Berlín. Septiembre 4, 2022:

“A mis hermanos”, “Para ella”, “Una tristeza”, “Cañoneando”, “Felina”, “La Despedida”, “Mi pequeña”, “Cachamay”, “San Rafael”, “Huellas en la lejanía” (dedicado a la diáspora venezolana), “Así dice mi negro”, “Cielo de Diciembre”, “María del Aire”, “Tonada para dos tristezas”, “Quichimba”, “Bolero del Oso” (una joda digna de Andrés Barrios o El Medio Evo), “Te propongo”, “Confusión” y “Rumba de Tambores”.

El setlist sufrió variantes sobre la marcha sobre el que Aquiles había estipulado.

Báez deja huérfanas a varias generaciones de músicos y con los ojos vidriosos a millones de venezolanos. Su inmensa obra y su quehacer ya eran un ejemplo a seguir. Ahora pasan a ser Patrimonio, que trasciende las fronteras de Venezuela.

Gracias por tanto, querido Aquiles.

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