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CULIACÁN.- La compra de marihuana y otras drogas en la capital de Sinaloa no necesariamente implica tener contactos peligrosos o transitar por callejones poco iluminados a altas horas de la noche. "Ya contamos con LSD", anuncian los dispensarios ubicados en esta ciudad.
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Pese a que existe registro de detenciones asociadas a los dispensarios, en la zona impera una tolerancia para quienes compran en los "dispes"; a nivel nacional aumentan las detenciones por posesión simple, informó Corriente Alterna.
Uno de estos locales se encuentra dentro de un edificio al lado de una escuela primaria que abarca dos manzanas del barrio. La fachada tiene una amplia ventana completamente polarizada y una pequeña puerta automática -siempre cerrada-.
En la pared se aprecia un mural de Donkey Kong cargando a la conocida princesa Peach, pero el simio sostiene un enorme cigarro de marihuana. Para entrar hay que tocar el timbre debajo de una discreta cámara.
Una vez dentro, todo parece una sencilla smoke shop donde se pueden conseguir pipas, sábanas de papel para forjar, encendedores y bongs, pero en la pared del fondo hay una segunda puerta.
Ahí, el panorama es distinto: anaqueles varios y repisas con diversos productos, un mostrador repleto de bolsas y cajas de todos los colores; Cheetos, mazapanes, gomitas dulces, galletas, refrescos, paletas, todo con alguna sustancia psicoactiva como el tetrahidrocannabinol (THC), la sustancia activa de la marihuana; también resaltan grandes frascos de cristal llenos de cannabis con etiquetas como "Afghan", Gorilla" y "Candy Kush".
"Tras el mostrador atiende un joven de unos 20 años de edad. Viste ropa cómoda. Es amable pero serio; parece desconfiado. Al lado suyo se encuentra una pantalla que muestra en tiempo real el exterior a través de al menos cuatro cámaras ocultas cuidadosamente ubicadas para ver la calle desde ahí", expone el reportaje de Yeudiel Infante.
"Tras el mostrador atiende un joven de unos 20 años de edad. Viste ropa cómoda. Es amable pero serio; parece desconfiado. Al lado suyo se encuentra una pantalla que muestra en tiempo real el exterior a través de al menos cuatro cámaras ocultas cuidadosamente ubicadas para ver la calle desde ahí", expone el reportaje de Yeudiel Infante.
Surgieron casi al mismo tiempo que la pandemia de la covid-19, pero actualmente existen aproximadamente una decena.
Las "marcas" o "cadenas" de dispensarios se diferencian por estética y concepto, por ejemplo el "Dispe de las morras" es atendido y administrado únicamente por mujeres.
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Un ex empleado señala que cuando abrió el dispensario donde trabajó, el local estaba abarrotado a diario en su horario de 9 de la mañana a 9 de la noche.
La inquilina del piso de arriba llamó a la policía para denunciar la venta de droga, pero ninguna patrulla se presentó. Ante su insistencia, oficiales acudieron a su domicilio para pedirle que por favor no se metiera en las actividades de la planta baja, cuenta el ex empleado.
De los propietarios se sabe poco y quienes operan los lugares generalmente son jóvenes no vinculados a la mafia que se hicieron de confianza por ser clientes regulares de los dispensarios.
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